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“Lo más grave es que nos quiten nuestra tierra”: Pedro Ruiz en Blogs capital


El desplazamiento forzado, las fumigaciones con glifosato, la pérdida del territorio y la minería del oro son algunas de las temáticas de la realidad colombiana sobre las cuales el artista bogotano Pedro Ruiz quiere concientizar a las personas a través de sus obras, en las que refleja sus profundas preocupaciones. “La mayoría de las canciones de los americanos son de amor y la exposición se pregunta ¿dónde está todo ese amor cuando nos fumigan?”

Cuando Ruiz decidió dedicarse a la pintura, desde muy pequeño, supo que para sobrevivir en ese medio debía encontrar su sello propio, le reveló a Margarita Pacheco, directora y presentadora de Su Madre Naturaleza de Canal Capital.

“De la única manera en la que yo me podía salvar como pintor es siendo sincero y me comencé a ocupar de las cosas que me afectaran realmente: el desplazamiento forzado, las fumigaciones con glifosato, el narcotráfico”, afirmó.

Una problemática que ha ocupado un lugar relevante en sus obras son las fumigaciones de los cultivos de amapolas. Ruiz contó que en las siete exposiciones que ha hecho de este tema, la gente se le acercaba para contarle historias sobre los efectos del glifosato. Por ejemplo, cómo las madres que trabajan en los sembrados reciben el químico dispersado en sus cuerpos y luego lo transmiten a sus bebés, a través de la lactancia.

Por esta razón, el artista cree que no solo están haciendo pedagogía sino aprendiendo al mismo tiempo de las experiencias de otros. “Alguien importante en este país se acerca y me dice: Yo sobrevolé los cultivos, se veía el cultivo de amapolas perfecto. Los señores reciben la información de que los cultivos van a ser fumigados, entonces el cultivo queda a salvo, lo que se muere es todo lo que está alrededor”, relató. (Ver: Cultivos de Amapola Disminuyeron 7,4% en 2012)

Ruiz se cuestionó durante la entrevista sobre el mensaje contradictorio de los norteamericanos: “La mayoría de las canciones de los americanos son de amor y la exposición se pregunta ¿dónde está todo ese amor cuando nos fumigan? ¿La solución es que matemos nuestra tierra?”.

En las exposiciones de esta serie de obras, cuenta el pintor, una de las dinámicas que realizan es llevar a los asistentes a un recinto cerrado, donde comienzan a oír una canción de Los Panchos, que se llama Amapola, para terminar encendiendo poco a poco la luz y la gente se encuentra con páginas de revistas intervenidas con amapolas de Colombia.

Canoas, metáfora del desplazamiento

Entre las obras más destacadas de Ruiz a nivel internacional, están las canoas, que según el artista, aluden al paisaje de la infancia que se lleva en el corazón.

“Alguna vez entrevisté a una familia recién llegada del Chocó y fue muy doloroso ver que habían dejado un mundo en el cual su vida no costaba nada: comer, vivir, y de pronto verlos transformados en vendedores de bolsa de basura en los semáforos”.

El pintor explicaba que por esta razón sus canoas estaban numeradas, porque se relacionaba con el número creciente de desplazados, desde diferentes regiones de Colombia.

Su reflexión sobre este fenómeno surgió de un documental que vio alguna vez sobre un grupo de desplazados que estaba tratando de sobrevivir en Medellín. “Para mí eso fue una imagen del problema. Lo más grave es quitarnos la tierra, nosotros necesitamos nuestra tierra”, señaló Ruiz.

En ese momento de la entrevista, Margarita Pacheco hace énfasis en que éste fue un tema central del diálogo de La Habana ya abordado entre el Gobierno y las Farc, porque tanto los campesinos desplazados como los desmovilizados necesitarán tierra para volver a tener un trabajo y un ingreso.

Ruiz insiste sin embargo en que su mensaje no quiere hacer tanto énfasis en el problema como tal, sino en apelar a los valores que tienen los seres humanos y que ven reflejados en el arte.

“Yo vivo en Colombia y sabes que es un país que tiene miles de problemas, pero a veces pienso que no nos ayuda reiterar tanto en el problema sino en las cualidades que tenemos y nuestra vida cotidiana está llena de belleza”, puntualizó Ruiz.

En el exterior, a diferencia de lo que le habían comentado algunas personas en un principio, las obras sobre desplazamiento forzado han tenido mucho éxito, como en la ciudad de Miami, donde la población es mayoritariamente inmigrante. “El desplazamiento lo hemos experimentado de mil maneras y la gente se siente reflejada”, anotó.

Oro no es solo el metal precioso

Pedro Ruiz describe así el primer chispazo de su serie de obras titulada “Oro”: “La exposición comienza con una pared de canoas llevando plataneras rojas, por la alusión a la violencia. Llegan unos niños a hacer su tarea de colegio y la profesora les explica que el maestro ha usado el rojo y pregunta qué significa el rojo en su obra. Entonces un niño responde que hay que tener mucho cuidado con Colombia, porque es un país con mucho amor”.

Para definir de qué se trata Oro, el autor lo resumió como la otra cara de la violencia, contada a partir de la inocencia, como una fuerza y no una debilidad.

“El oro del que yo hablo es una metáfora de los valores que tenemos, de la riqueza natural y cultural que tenemos. Sin que eso fuera su intención inicial sino por las circunstancias que está viviendo el país, se ha vuelto como un centro de concientización de la riqueza que tenemos, que es la verdadera riqueza. No es el dinero ni los metales preciosos, es la naturaleza”, explicó Ruiz.

Al respecto, Margarita Pacheco le citó a Ruiz lo dicho por Carlos Rodríguez de la Fundación Tropenbos en un programa de Su Madre Naturaleza, sobre lo que pensaban los indígenas de la Amazonía sobre la extracción del metal: “¿Para qué sacan el oro para volverlo a guardar si ya lo tenemos guardado?”. (Ver: Chiribiquete, una reserva de vida en el corazón de la Amazonía colombiana, Su Madre Naturaleza de Canal Capital).

La serie Oro ha viajado a diversas partes del mundo, como Italia, Francia, Japón y su próximo destino será Yakarta, enIndonesia.

Un suceso muy desafortunado le ocurrió a las obras de Ruiz, cuando se trasladaron a Nueva Delhi, capital de la India, para exponerse allí. Por descuido o ignorancia de la Aduana, como cree el pintor, dos de sus cuadros fueron taladrados, contó Pacheco.

Esto generó una anécdota divertida y muy profunda, que compartió el artista: “alguno de los espectadores en la Indiapensó que eran balazos y que la obra era conceptual, que estaban incorporados a la canoa”.

Además de recorrer el mundo, la serie Oro también ha llamado la atención de las empresas mineras. “Alguna vez me llamaron para que mi obra pudiera representar a una gran compañía, pero yo creo que mutuamente nos dimos cuenta que estábamos hablando de dos oros totalmente opuestos”, comentó al respecto Ruiz.

Actualmente el pintor está concentrado en realizar talleres alrededor de los mensajes de Oro, en especial con niños, donde les pide que dibujen encima de las canoas lo que ellos han investigado o sobre lo que es oro en sus comunidades. (Ver ORO. Espíritu y naturaleza de un territorio)

“Los niños todavía tienen una forma de entender las cosas que es mucho más coherente que la nuestra”, sostiene Pedro Ruiz.

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